EL MOVIMIENTO ANFIBIO Y SU METAMORFOSIS EN EL MOTORBEACH
Max 4 anfibio es la nueva pieza de museo, rescatada del País Vasco para el Bike show Invitacional de este 10º. Aniversario, del Motorbeach festival.
Tendríamos que arrancar este artículo con una pregunta. ¿Por qué en el primer arranque de motor suena como una tanqueta?
Pues la apariencia estética y el motor suenan cómo tal, pero no lo es; sin embargo, fue en su año de lanzamiento 1995.
Cuando resulto una verdadera delicia para, agricultores, ganaderos, personal forestal, de minería y/o de emergencias… que debían transitar por terrenos escarpados y de difícil acceso.
El Max 4 Anfibio es capaz de superar escalones de hasta 70 centímetros de altura y pendientes de hasta un 60%.
Y de la misma forma navegar por las aguas tranquilas, ideal para pescar en embalses y zonas de aguas mansas.
Quizás sea la forma más económica de tener un descapotable y un barco de recreo ahora mismo, convirtiéndose de la misma manera en un vehículo clásico, algo así como un huevo kinder, solo apto para adultos.
Un vehículo que arrasa por donde pasa.
EL ORIGEN DE LOS VEHÍCULOS ANFIBIOS
Hacia los años 60 no se empezó a ver de forma más asidua, estos vehículos en nuestro entorno, más que nada, porque no estaban diseñados para el consumo masivo.
Aunque bien es cierto, qué países como Japón y USA ya tenían rencillas en la primera guerra mundial, por ver que ingeniería tenía más valor bélico.
Ya que en la segunda guerra mundial fueron vehículos muy importantes en el desenlace del conflicto.
Pues muchos de los vehículos anfibios actuales, parten de la tecnología desarrollada durante la Segunda Guerra Mundial.
Siendo Jesús Artés de Arcos el ingeniero español con más notoriedad en este tipo de vehículos, el cual presento en el Salón del Automóvil de Barcelona en 1971.
El Gato Montés, fabricado por la empresa Artés, de motor Citroën, un precedente sin duda en nuestro país.
EL VERDADERO ESPIRITU MOTORBEACH EN EL MAX4
Fiel reflejo del espíritu Motorbeach, se puede ver en este vehículo, el anfibio Max 4, acostumbrado seguramente a otros focos, que ahora lucirá espléndido, rodeado de joyas de las dos ruedas.
Adquirido por medio de un familiar, comprado en Francia utilizado por los vigilantes de la playa en las Landas, se le antojo el aparato y yo posteriormente se lo recompre a el.
Lo utilizo básicamente para trabajar porque es una bestia parda, no hay terreno que se le resista.
Poda, corta, cercena, escamonda, limpia, monda y suprime ramas superfluas, para que se desarrolle con vigor.
Ese es mi trabajo el de la poda de árboles y trepa.
Aunque si somos sinceros nosotros con ese trasto y sin tener ni idea de la poda, estamparíamos el anfibio contra el árbol y a correr.
Jodere, menos mal que hay gente preparada para estos menesteres, bien es cierto que el Anfibio es una buena herramienta para este tipo de trabajos.
Una ocasión increíble de disfrutar de esta maravilla que pocas veces tienes oportunidad de ver en directo.